Entra a la biblioteca virtual, escoja un libro y deleítase leyendo. No olvide dejarlo en su puesto.........

Gracias..

CUENTOS MAL ESCRITOS..........

Esta colección de cuentos inéditos, tienen la particularidad de habersen escrito con muchos errores de ortografía, los estudiantes deben corregirlos y luego hacer sus respectivos análisis.

DESCÁRGUELO AQUÍ.
CUENTOS MAL ESCRITOS.pdf
Documento Adobe Acrobat 309.1 KB

 

PUEDES LEERLOS AQUÍ:

 

http://www.calameo.com/read/000124766e9d0bd8869bd

 

VISITA ESTA PÁGINA Y DELEÍTASE LEYENDO CUENTOS:

http://www.encuentos.com/infantiles/cuentos-ecologicos/

RECURSOS EDUCATIVOS

En este link podrás encontrar diversos recursos educativos:

http://www.amejor.net/

 

BIBLIOTECA VIRTUAL UNIVERSAL

biblioteca.org.ar
               

ingrese título,
autor o tema.

En esta sala podrán leer los escritos que los mismos estudiantes han creado y a la vez podrán votar y elegir a los mejores escritores del mes.

 

Tambien comparto mis escritos, poesías, cuentos y leyendas que en mis momentos libres escribo.

 

CUENTOS

Autor: Pedro Nel Betancourt Ruíz

 

EL RÍO QUE NUNCA PUDO LLEGAR AL MAR...

 

Esta es la historia real de uno de los tantos ríos de mi región llamado Cravo, que en sus años de antaño fluía caudalosamente desde la cordillera Oriental, llenando de fertilidad y frescura aquellas regiones por donde bulliciosamente transitaba. Era muy feliz porque sus aguas puras, cristalinas y ricas en pescado llamaban la atención de turistas y foráneos quienes alegremente iban allí a deleitarse con el baño y la pesca. Como su gran ilusión y sueño era verter sus aguas en el inmenso océano que según sus ríos hermanos, los acogía con el calor y la bondad de sus cálidas aguas. Sin embargo distaba muy lejos de su cometido ya que para lograrlo debía antes compartir sus aguas con otros ríos mucho más caudalosos corriendo el riesgo de ser absorbido totalmente por ellos. No obstante siempre mantuvo la paciencia y el deseo de llegar algún día a su destino anhelado.

Su generosidad con el hombre distaba de ser retribuida, ya que observaba impotente cómo sus riveras ricas en árboles se estaban diezmando sin control alguno; ya no sentía esa frescura de antes, sentía abrasadoramente los rayos del sol y veía como sus aguas eran robadas de su lecho en forma de vapor. Preocupado, consultó con la montaña: __ ¡Su majestad, qué será de mi destino si la deforestación persiste?_ ¡Oh, noble río_ le respondió la montaña_ ante semejante amenaza sólo me resta resguardarte en mis entrañas _¿Qué quieres decir? _le preguntó muy temeroso. _ Lo que has oído, tu corriente fluirá pero escondido en las profundidades de la tierra. __Por Dios, eso no quiero, le temo a la oscuridad y deseo seguir viendo paisajes, animales y toda la belleza llanera; además quiero llegar algún día al mar. _ le suplicó sin poder evitar el llanto._ Pues no será posible querido río, la madre naturaleza no perdona y jamás pierde, tu no desaparecerás del todo, seguirá su curso normal, pero no a la vista de del ser humano, ese es el castigo que se le da a la humanidad por su inadecuado uso a sus recursos.

No valieron las súplicas. Estaba condenado a fracasar en su empeño de llegar a conocer el mar. Lleno de dolor e impaciencia, se dio cuenta que ya uno de sus brazos había desaparecido, solo grandes cantidades de piedras blancas y tostadas por el sol eran visibles a larga distancia. Decidió cambiar de curso y buscar frescura por entre los escasos árboles. Le dolía mucho que el hombre aprovechando su escaso caudal le robara sus pececitos y contaminara sus riveras con desechos plásticos donde llevaban su merienda. Los rayos del sol parecían divertirse con su agonía, pues minuto a minuto le robaban su preciado líquido. Muchas gotitas de agua se escabullían por entre la corriente temerosa de ser evaporadas.

Valientemente en su desesperación decide enfrentar al astro rey. _ ¡Mis respetos su majestad, vengo a suplicarte que por favor no se robe más mi agua, quiero seguir mi curso hasta llegar al mar._ Le dijo con su voz cantarina pero temblorosa por el temor__¿Al mar dijiste? Jajajajajajajajaja, no me hagas reír, allí van solo los grandes ríos, y como puedo apreciar tu ya estas muy débil para tal cometido.__le respondió con su voz de trueno.
_Dime qué debo hacer_ le suplicó. __realmente ya no hay nada que hacer, el hombre ya deforestó totalmente tu rivera, para que vuelvas a fluir como antes, pasaran muchos años si es que se dan cuenta de su error y vuelven a reforestar. Fue todo lo que le dijo._

Regresó totalmente derrotado y débil a su lecho de muerte. Ya no encontró por donde viajar, recorría débilmente un pequeño tramo y se hundía en las profundidades de la tierra. Era inevitable, su curso llegaba a su fin. En su última desesperación decide enfrentar al hombre, al fin y al cabo era el único responsable de su situación, ni la montaña ni el sol tenían culpabilidad, ellos solo cumplían con una ley natural.
Encontró sentado sobre una gran piedra a un jovenzuelo cabizbajo y meditabundo.
_Señor, ¿porqué está tan triste?_ le preguntó muy seguro de su respuesta._ ¿Porqué no he de estarlo? ¿No se ha dado cuenta? Ya no encuentro ni un mísero árbol para cortar, mi fábrica de muebles ya está en la ruina.
_Sintió como si una gran bomba cayera sobre su lecho, de esas mismas que en épocas lejanas sintió cuando hacían grandes pescas pero que poco sentía por su gran caudal.
_Ah, ¿es por eso? Disculpa señor, quédese con su pesar._ sigilosamente siguió su curso. Más abajo encontró llorando amargamente a una señora ya anciana; a su lado tenía un montón de ropa para lavar. _Disculpa noble anciana, ¿ se puede sabe porque lloras?_ ¡ay, ay señor río, cómo no he de llorar si ya no encuentro agua para lavar mi ropa y ni mucho menos para alimentarme?, ¡Oh!, Dios, ¿qué será de mi y de mi familia?. _respondió con un quebranto de voz._ Te entiendo señora, y comparto también ese dolor, pues yo también estoy sufriendo mucho. _Dime señor río qué debo hacer para recuperarte de este daño?
_Solo hay una forma, tardará mucho tiempo pero surtirá efecto. Siembra muchos árboles, no permitas más talas y cuídame de la contaminación, nada de votar basuras no reciclables, como plásticos, botellas de vidrio y latas. _Eso haré, con mi familia iniciaremos una campaña de reforestación, sé que ya no viviré para verlo nuevamente feliz, pero sí lo harán mis hijos y descendientes. Muy bien le contesto con un esfuerzo de voz_ Muy resignado a tener que desaparecer, se marcha dejando atrás a una anciana pensativa y sumida en la tristeza.

Hoy día solo queda el recuerdo y el sitio de un maravilloso río que una vez existió en mi municipio de Tame Departamento de Arauca y que era el deleite de sus habitantes.     FIN………

Comentarios: 2
  • #2

    u=17265 (domingo, 28 abril 2013 19:50)

    This post was in fact precisely what I had been in search of!

  • #1

    carlos (sábado, 19 mayo 2012 15:24)

    ustedes no sirven para nada

Comentarios: 0

EL LORO QUE LLEGÓ A SER MAESTRO.

EL LORO QUE LLEGÓ A SER MAESTRO
EL LORO QUE LLEGÓ A SER MAESTRO
Comentarios: 0

Sentado bajo la sombra de una palma, observa Jacinto cómo las aves al atardecer bulliciosamente buscan refugio para pasar la noche, algunas en su mayoría regresan de sus lugares de alimentación llevando el alimento a sus crías pues están en la temporada de crianza. Un par de loros reales revoletean incesantemente alrededor de la palmera dejando ver sus coloridos plumajes. Jacinto las observa con mucha atención, ya que siempre quiso tener como mascota a una de ellas. Comprende así el motivo de la insistencia de las aves y sigilosamente decide retirarse. Al instante las presurosas aves se escabullen por entre las largas hojas de la palma; sin perder tiempo regresa Jacinto y oye la típica algarabía que hacen estas aves cuando se están alimentando. Una gran alegría lo embarga pues es el momento de hacer realidad su sueño. Sin embargo siente temor, ya que sus padres le han infundado el cuidado y respeto por la naturaleza.

 

Un día la maestra de primer grado los había llevado al parque naturista “Los Ocarros” ubicado en la ciudad de Villavicencio, allí pudo apreciar la gran variedad de la fauna llanera prestando especial atención a la sección dedicada a los loros, pericos, guacamayos y cotorras. Aprendió que estas aves tienen la facilidad de grabar y repetir palabras mereciéndose el calificativo de aves parlanchinas. Motivado por este deseo decide robarse el pichón de loro y llevarlo consigo a casa pese a su temor. Paquito como así lo bautizó pronto se hizo diestro en el hablar, repetía las vocales con facilidad. Cada lección que Jacinto aprendía en la escuela las ponía en práctica con su mascota. En varias ocasiones lo llevó consigo al aula de clase porque quería que de primera mano él aprendiera las lecciones. Al principio fue caótico porque siempre interrumpía la clase y arremedaba a la maestra.

Transcurrido algún buen tiempo Paquito se convirtió en la atracción de todos los habientes del pueblo, recitaba poesías, contaba cuentos, identificaba los colores mediante acondicionamientos concretos y hasta realizaba pequeñas sumas y restas. En general había olvidado su lenguaje plumífero y simplemente hablaba como un ser humano. Una de esas tardes de verano, cuando el sol débilmente cae sobre el llano y que propicia el momento para que los venados salgan a pastar, los loros a anidar y las aves a descansar, se encontraba paquito meditando en su lugar preferido, un árbol de guayabo, de repente algo en su naturaleza lo hace reaccionar, muy interesado en un par de loros de su especie que pasaban muy cerca de donde él se encontraba. Impulsado por su instinto decide emprender el vuelo tras aquellos loros que presurosamente se pierden entre la espesa vegetación. Debido a la falta de peripecia y torpeza al volar, pronto se encuentra solo muy cerca de una laguna rodeada por inmensos morichales, lugar de arribo de muchos loros que regresan allí a pasar la noche. Paquito intenta por todos los medios de arremedar a los demás loros, pero solo consigue decir palabras que ahuyentan a todos los demás loros, pues piensan que son humanos que están allí tras su caza. Finalmente decide quedarse callado sumido en una profunda tristeza.

 

El manto de la noche hace su aparición y con él el bullicio de los animales nocturnos. No pudo dormir esa noche, o mejor dicho no lo dejaron dormir. Una lechuza por poco se vuelve loca, cuando al acercarse a paquito éste le dice: _¡Hola!_, un cuerpo espín quizás se rompió algunas costillas cuando al oír decir: _¡Qué animal tan feo!_ se dejó caer desde la copa de un árbol. Así transcurrió esa primera noche, entre sorpresas, sustos y una que otra risotada que se le escapaba en medio de la oscuridad. Llega la mañana con la típica algarabía musical de los diferentes tenores avícolas y con el bello colorido del paisaje que solo el llano puede ofrecer para deleite de quienes lo saben apreciar. Paquito ojeroso, solo se limita a observar y contemplar tan bellos espectáculos matutinos. Muchos loros se preparan para emprender el rutinario viaje de alimentación hacia diferentes zonas del lugar. Con mucha prudencia logra colarse en medio de ellos, llevado por la emoción de estar en ese ambiente no puede evitar la tentación de manifestar algo, pero solo atina a decir: _¡Qué emocionado estoyyyyyyyyyyyy!_ la desbandada no se hace esperar, algunos se chocan entre sí, otros los más afortunados dejan sus coloridas plumas al chocar con las ramas de los árboles y otros van a caer al pantano víctimas de un preinfarto, que por fortuna el agua fría los hace revivir.

 

Paquito queda solo, y por primera vez se pone a llorar, ya que hasta eso había aprendido de su amigo Jacinto cuando le contaba sus tristezas. Sin embargo había aprendido a ser prudente, a no dejarse llevar por la desesperación y a perseverar. Comprende que a pesar de ser de la misma especie tiene una gran diferencia y tendrá que aprender a convivir con ella. Esto es para él un gran reto y como es tan hábil e inteligente decide quedarse para iniciar una gran labor que cambiaría para siempre la vida de los loros de su especie.

 

CAPÍTULO DOS

 

Vuela y vuela sin rumbo fijo, conoce valles, mesetas, extensas llanuras, ríos, esteros e inmensos pantanos. Observa por primera vez la gran variedad de la fauna llanera, conoce de primera mano al típico chigüiro o Capibara, a la babilla, la escandalosa Chenchena, el Aruco, ave emblema del Departamento de Arauca. La Guacharaca, el Gabán, la Garza Paleta y morena, la bella Corocora, el Martín pescador, el Armadillo o Cachicamo, la Lapa o Agua tinaja, el Picure, el esquivo Ocarro en vía de extinción, la temerosa Boa o Gúio, en fin toda la variedad del animales del llano y del piedemonte. Sin embargo observa con preocupación cómo la influencia del ser humano hace desbastadores cambios al ecosistema. Esto lo había aprendido en las lecciones de ciencias naturales y ecología. En varias ocasiones le tocó intervenir para evitar la caza furtiva de animales, cuando esto sucedía simplemente les gritaba: _¡hey, aprovechados, los voy a denunciar!_ esto solo bastaba para que los cazadores dieran gritos de espanto y se dieran a la fuga. Pronto se expandió por todo el llano la noticia, un espanto disfrazado de loro asustaba a todos los cazadores. Nadie más se atrevió a salir de caza. Cuando observaba la tala indiscriminada de árboles, les hacía bromas pesadas y revoleteando en círculos les gritaba frases de grueso calibre. Así logra su cometido, evitar la destrucción de la fauna y la flora llanera. Es así como logra mantener el equilibrio ecológico en l mayor parte de la Orinoquía colombina. De tarde busca la compañía de los demás loros de su especie y muy callado se limita a escucharlos y de vez en cuando a repetir su bullicioso lenguaje. No tarda mucho en aprenderlo e inmediatamente inicia lo que para él es su objetivo principal: enseñar el lenguaje humano a su especie.

 

Empieza dando sus primeras lecciones a los más jóvenes, pronto tiene un buen grupo de discípulos que muy atentos atienden las lecciones de castellano y orografía. Los más viejos se tornan renuentes y se alejan muy disgustados, para ellos es más importante salir a buscar comida y disfrutar del día. Al principio paquito pasó muchas dificultades, y fueron muchas las plumas que se arrancó de su cabeza por la desesperación, pero sabía que la paciencia hacía al maestro. De lección en lección y de otro que otro jalón de pluma, pronto ve los resultados. Su escuela se multiplicó y fue galardonado con la palma de oro por el consejo de loros ancianos. Creó la academia de la lengua plumífera y organizó concursos de ortografía, cuentos y fábulas. Viajó hacia otras regiones como invitado especial y actualmente se encuentra en el Amazonas fundando allí su escuela ambulante.

Jacinto se enteró por las noticias de las aventuras de paquito en la selva, sabe que se ha convertido en todo un maestro y que ya no tiene tiempo para reunirse con él y escuchar de su propio pico sus aventuras. Desea volver con él a la palma de donde fue robado aquella tarde de verano en su finca “La Lobería” del municipio de Tame, Departamento de Arauca.

 

FIN

EL CUADERO VIAJERO.

Comentarios: 0

Soy un cuaderno normal, sencillo, frágil, con cien hojas dispuestas a recibir conocimiento y con muchos deseos de aprendizaje, no sé qué tanta suerte pueda tener, quizás inicie mi experiencia en preescolar, primaria, bachillerato o quien quita tenga suerte y llegue a la universidad, de solo pensarlo se me erizan las hojas.

Mi experiencia finalmente inicia en bachillerato y de una manera muy particular, soy entregado a un grupo de inquietos alumnos, que me observan con cierta indiferencia, hacen comentarios que no alcanzo a comprender, siento mucho temor, pero a la vez experimento una sensación sublime de completa seguridad.

Fijo toda la atención en las orientaciones que imparte el maestro, deduzco de inmediato que voy a aprender castellano, sin embargo me designan una tarea específica, formaré parte de un grupo de trabajo, cinco chicos se disputan el cargo de registrar los datos que el maestro solicita, finalmente una agraciada chica se gana el derecho.

Siento la delicada mano de la niña posarse sobre mi primera hoja, luego me estremezco al contacto con la fina punta del lapicero, estoy siendo marcado, ya tengo dueño. Me llamó la atención el título que quedó registrado, decía: “CUADERNO VIAJERO”, luego en letras un poco mas pequeñas “ LA BOTICA DE LA ABUELA”, continuaban los nombres de los integrantes del grupo y demás datos solicitados por el maestro.

La misión que me fue asignada me gustó mucho, iría a recorrer muchas familias, tendría la oportunidad de conocer de cerca las vivencias, tradiciones y culturas de una región que siempre tuve el sueño de conocer: Los Llanos Orientales. En mis hojas quedarían registrados aquellos conocimientos ancestrales de los abuelos sobre los remedios caseros, cómo curaban las enfermedades sin necesidad de visitar al galeno y cómo aún se siguen practicando sin sucumbir a las modernas generaciones.

Partí aquella tarde en medio de otros inquietos cuadernos en un morral que quedaba chico a variados implementos escolares. Todos teníamos diferentes tareas por desarrollar y cada quien hablaba de lo suyo.

Llegué a mi destino, sentí un golpe seco y brusco, sobre una vieja mesa fuimos lanzados. Allí permanecimos en silencio, con deseos de saber dónde nos encontrábamos. Finalmente oí una voz que me fue familiar.

_Abuelo, mira, tengo que realizar un trabajo y necesito de tu ayuda_ dijo Luis.

El abuelo pareció no oírlo, seguía sumido en su mundo, tejía una atarraya que ya estaba por terminar, dada la insistencia del nieto hizo un alto en su labor, se acomodó en su vieja campechana, encendió un nuevo chicote y contestó: __Bien, tráeme un café y me cuentas.

Era una vieja casa humilde, sus paredes eran de bahareque, un material que se utilizó en épocas pasadas y consistía en entremezclar barro con unas cañas de una planta que lleva su mismo nombre, tenía techo de palma y un amplio patio muy bien rastrillado. Me enteré que Luis vivía solo con el abuelo y que hacia poco más de un año había quedado huérfano de padre y madre, producto de la violencia que azotó la región.

_Abuelo, le presento al cuaderno viajero, debo escribir aquí algunos remedios caseros que usted tenga conocimiento, este cuaderno me acompañara por tres días y luego lo debo devolver a otro integrante del grupo, hay otros cuadernos viajeros en mi salón con diferentes fines, a mi me correspondió este, mira ya esta marcado, ¿no te parece interesante?_ ¡Hum!_ sabes que no sé leer_ respondió el abuelo.

_Cuéntame abuelo, estoy ansioso por estrenar este cuaderno.

A medida que el anciano iba narrando, unas pequeñas y ordenadas letras dejaban huella en mis hojas, me sentí feliz, no quería una mala presentación, debía mostrar a mis lectores una correcta escritura y una impecable ortografía.

Supe entre muchas cosas que un fuerte dolor de muelas se cura con un poquito de chimó, producto que el mismo abuelo fabricaba revolviendo ceniza de una planta palmípeda llamada moriche con tabaco y ají, también aconsejó el anciano que era ideal para ahuyentar las culebras, evitaba el cansancio y daba fuerza y coraje a quien lo consumía.

Sentí cierta nostalgia cundo tuve que partir de aquel acogedor hogar, me enseñó hermosas lecciones de humildad, de allí me llevaba unos valiosos conocimientos que tendría que divulgar para bien de la humanidad.

La niña que me tomó luego, me depositó en un fino y elegante bolso de marca, a diferencia del anterior había suficiente espacio para todos mis colegas quienes me miraban con asombro, y era lógico, todos eran cuadernos finos. Viajamos en un elegante carro, el ambiente era bastante acogedor, sin embargo me sentía incómodo, no era mi estilo, pero total, tenia que adaptarme.

Llegamos a una elegante casa, tenia hermosos jardines, amplios y pulidos pasillos que daban a una acogedora piscina. Fuimos depositados sobre un fino escritorio de madera tallada, uno a uno fuimos sacados del bolso, a mí me apartaron de los demás cuadernos, no supe el motivo, deduje luego que era discriminado por mi condición, pero eso no me importó, sabia que no es la belleza exterior lo que cuenta, sino la que se lleva dentro.

Fui presentado ante una elegante anciana, a pesar de su edad lucía muy bien conservada, llevaba sobre su cabellera, unas finas agujas japonesas que recogían su blanca cabellera en un moño que le daba su toque de elegancia. De sus orejas pendían dos brillantes joyas de oro pulido.

_Abuela, hoy no te voy pedir que me narres cuentos, debo escribir en este cuaderno todo lo que sepas sobre remedios caseros, es un trabajo que debo realizar.__ comentó la niña__ ¡ah! Que bien__ respondió la abuela ___ven déjame ver el cuaderno.

Me tomó en sus temblorosas y delicadas manos y empezó a leer, note que sonreía, y que acertaba con la cabeza queriendo decir que estaba de acuerdo. Me di cuenta que estaba solo con ella, a lo lejos oía las risas de la niña que jugueteaba con sus mascotas, unos finos perros de razas extrañas para mí.

Por un momento la abuela cerró el cuaderno, se quitó las gafas y extrajo de su bolsillo un blanco y bordado pañuelo de seda, lo pasó por sus cansados ojos y suspiró, la abuela estaba llorando.

__Abuelita, abuelita, ¿porqué lloras?_ preguntó la niña con inquietud__

__verás hija mía, cuando tu hermanito enfermó aquella tarde de verano, tus padres no creyeron en mis conocimientos sobre remedios caseros y se lo llevaron a la mejor clínica del país, todo fue en vano, murió a los pocos días. Leyendo este cuaderno me trae a la mente esos amargos momentos.__ suspiró y prosiguió__ Ven, toma atenta nota de lo que te voy a dictar, quiero que mis conocimientos perduren y se transmitan de generación en generación.

De la abuela aprendí mucho, creo que rodé con suerte, la impecable letra y ortografía eran motivo de mucho orgullo, la niña antes de escribir una palabra dudosa la consultaba en el diccionario, de esta manera, ya llegaba a la mitad de mis hojas escritas, mucho conocimiento plasmado y listo para ser divulgado.

Mi viaje por diferentes hogares resultó una experiencia maravillosa, conocí, interactué y me integré con diferentes estratos sociales, todos con un cúmulo de conocimientos maravillosos que me faltaron hojas para recopilar información.

De vuelta al colegio después de muchos días, el maestro nos reunió por primera vez, cinco cuadernos con diferentes conocimientos fuimos expuestos a todo el alumnado del colegio, fue muy gratificante, nos leían y releían, finalmente el maestro nos sorprendió a todos.

_ ¡Felicitaciones jóvenes!, han hecho un excelente trabajo, estos sencillos y humildes cuadernos conservan una valiosa reliquia, no puede ser justo que todo quede aquí, ellos van a navegar por el ciberespacio y van a llegar muchos hogares, de ahora en adelante ellos se a van convertir en cuadernos virtuales.

Y así fue, ahora estamos navegando, somos importantes muy solicitados.       FIN…………..

 

 

 

LA LIBERTAD PERDIDA

Comentarios: 0

Feliz galopaba aquel brioso corcel por la extensa sabana, era dueño de la pampa, del estero y del palmar, padroteaba un rebaño de doce elegantes y briosas yeguas que obedientemente lo seguían por la infinita llanura. De tarde las guiaba al estero y allí haciendo gala de su fortaleza y destreza daba lecciones a sus potrillos de velocidad, agilidad y relincho.

Esta rutinaria actividad se convirtió en una trampa para la familia, fueron emboscados por todos los frentes por diestros llaneros que con rejo en mano fueron enlazando a los desprevenidos corceles sin contemplaciones. El altivo corcel huyó en veloz carrera, pero no corrieron con la misma suerte sus amadas yeguas y potrillos.

Esa noche, sobre la extensa sabana, se oía como un eco lastimero el llamado insistente de un triste corcel que vagaba por la pampa como ánima en pena. A la mañana siguiente, cabizbajo y derrotado, se dirige al viejo estero que en tiempos de otrora fuere su confidente de sus alegrías, aventuras y ahora de sus desdichas.

Ahora, solo y con su orgullo de poderoso padrote mancillado, busca señales de su manada, guiado por las huellas que dejo la estampida la tarde anterior, trocha ahora con rumbo desconocido, nunca antes la llanura le había resultado tan agreste y tan infinita, de cuando en cuando, detiene su caminar y olfatea el aire ansioso por encontrar alguna pista, pero solo olfatea el olvido y la soledad en aquellas pampas.

Un nuevo despertar lo sorprende en medio de la llanura, hace caso omiso a los truenos y relámpagos que amenazadoramente lo detienen a ratos, sin embargo conoce a la naturaleza y sabe que es mejor seguir con vida en busca de los suyos que quedar calcinado, solo y abandonado en la agreste llanura. De repente, tan misteriosa como empezó la tempestad, así termina, la llanura se inunda y ahora se convierte en un desconocido mar de pastizales verdes y agua en abundancia. Presuroso llega hasta uno de los islotes que quedaron, y allí tembloroso y cansado se hecha sobre una alfombra de mojada hojarasca.

Lo despierta el relinchar lejano de algún otro potro salvaje que se aventura por allí; impulsado por corazonada bovina, se lanza en estampido galope por entre la ya menguada inundación, la fuerza de sus ancas firmes, hacen estelares mantos de agua cristalina que se apartan juguetonas al paso del noble corcel.

Allí estaba uno de los suyos, echada y temblorosa, con el agua hasta el cuello lucha por mantener su cabeza erguida para evitar el ahogo. Todo era inútil, la vieja yegua que un día le diera la vida ahora yacía indefensa, con una pierna rota y con un brillo del horror en su mirada. Un nuevo y estridente relincho se vuelve a oír por la pampa sabanera, hincado sobre su madre, trata de reanimarla, pero solo consigue confundirla más, y allí junto a ella pasa la peor noche de su vida.

El despertar de la aurora sobre la majestuosa sabana provoca el más bello espectáculo matutino, la algarabía de los alcaravanes y el arribo constante de peregrinas aves palmípedas a los esteros ocasionados por la inundación, constituyen el más bello concierto natural sobre la llanura. Allí, de pie junto al cuerpo sin vida de su madre, permanece todo el día inmóvil y derrotado, ya no tiene alientos de continuar, no permite que los gallinazos toquen a su madre, ella para él sigue viva y por ello no se marcha de allí en tres días.

Detiene su galopar, jadeante y sudoroso, a lo lejos observa impávido un viejo corral, y dentro a varios de su especie, sin dudarlo un instante prosigue su galopar sintiendo en su pecho una gran emoción. En efecto allí estaba su familia, solo que esta vez hacía falta la yegua principal de la manada. Merodeo por los alrededores del corral, la llegada de su líder provocó una serie de relinchos de diferentes tonadas, por entre las varetas del corral introducía su hocico para alentar a su prole. En tan emocionante encuentro no se percata de la llegada de un jinete que con lazo en mano y de un diestro lance lo enlaza, pese a su resistencia fue sometido e introducido en el corral.

Fue ensillado y montado por primera vez, sus saltos y corcoveos eran tan fuertes que a todo jinete que se atrevía a montarlo salía por los aires despedido y a tierra iba a parar. Fue el caballo preferido de aquella hacienda y junto con su familia ahora pastea, no en la libertad que antes tenía, pero sí volvió a sentir nuevamente el deseo de vivir y esperar la oportunidad de volver a ser libre junto con su manada e ir de tarde al estero que lo vio crecer, juagar y sufrir.

FIN….

 

 

 

 

 

 

 

LAS HUELLAS..

Comentarios: 0

Desperté súbitamente, un gran resplandor ilumino toda la habitación suficientemente poderosa para observar todo el entorno, los truenos a muy poca distancia se oían como fieros leones reclamando su territorio, sentí temor y lentamente como si la colcha fuera un acerado escudo me cobije totalmente de pies a cabeza. Allá afuera el viento y la tempestad eran dueños de la noche.

El canto incesante de la mirla barrilera como una alarma natural me despertó nuevamente, todo estaba en calma, una fría y tímida brisa se colaba por entre las roídas tablas que encerraban la vieja cabaña. Aún, unas esporádicas goteras caían en diferentes lugares de la habitación generando un extraño concierto muy incomodo para mí.

Observé impávido desde la única puerta que daba al exterior la magnitud de la tormenta, algunas ramas de los árboles cercanos a la casa yacían esparcidos por todas partes, bajé presuroso por la escalera hecha de guaduas a la parte baja donde dormía mi único y fiel amigo, un perro callejero que me siguió esa tarde de verano cuando decidí aventurarme en aquella isla desierta. Lo busque por todas partes sin ningún resultado, me imaginé lo peor, sin embargo guardaba la esperanza de encontrarlo con vida.

Corrí presuroso a la playa llamándolo con todas mis fuerzas, en el trayecto dí con mi canoa hecha de madera rústica, estaba parcialmente cubierta de arena pero en buenas condiciones, de pronto quedé totalmente paralizado, sobre la arena aún mojada observé las huellas de mi perro, pero no estaban solas, junto a ellas, unas enormes huellas humanas marcaban el camino hacia un lugar distante de la playa.

Regresé presuroso a la choza, comprendí que no estaba solo, pero algo me decía que no era alguien de confiar, quizás se trataba de una alucinación, fuere quien fuere debía estar preparado para el encuentro. Tomé la peinilla y me la cinté con diestra agilidad, me dirigí a la cabecera de la cama hecha con rústicos palos secos y tomé la escopeta que deje allí la noche anterior, a lo lejos oía el incesante rugido del mar.

Caí de rodillas sobre la arena mojada, mis piernas temblorosas no respondieron a mis impulsos producto de de aquella impresión que me llevé, la playa estaba totalmente limpia de toda huella, allí donde supuestamente estaban las huellas de mi perro y de ese extraño personaje no había más que arena y más arena. El sol matutino dió en mi cara y me reconfortó un poco, entonces sonreí, la impresión de los acontecimientos de esa noche me habían hecho alucinar, eso estaba bien claro para mí.

Decidí pernotar un día mas en aquella isla, no podía marcharme sin dar con el paradero de mi perro y menos sin el motivo de mi visita, observar el arribo de las tortugas marinas a la playa a desovar, evento que acontece marcado por un fenómeno lunar.

Pronto el manto de la noche hizo lo propio sobre la extensa y blanca playa, en el infinito cielo, miles de estrellas hicieron su aparición bajo el embrujo de la luna llena, muchas luces titilantes silenciosamente viajaban con rumbos para mí desconocidos, para ellas quizás en misiones misteriosas que trascienden en el espacio entre lo real y lo incierto. Permanecí tendido sobre la fría arena absorto y maravillado a la vez, por un momento sentí el hechizo de la luna, la sentí tan cerca y radiante que me ví flotando en aureolas de multicolores contrastes, todo a mi alrededor se tonaba oscuro y solo percibía de vez en cuando las ruidosas olas de ese mar de ensoñación.

Estuvé tan absorto el firmamento que creo haberme dormido, quizás la luna con su mágica presencia me transportó hacia otras dimensiones, lo cierto fueé que al abrir mis ojos en lugar de estrellas y la radiante luna había una gigantesca nube grís que lo cubría todo dejando colar unos místicos hilillos dorados de débiles luces que finalmente se tornaban en vistosos arreboles. Me incorporé lentamente con la confusión de lo acontecido, allí a mi alrededor muchas huellas estaban marcadas formando un perfecto círculo.

No eran de tortugas gigantes, allí estaban nuevamente las mismas huellas que observé la tarde anterior pero tenían un ingrediente más, junto a ellas aparecían mis propias huellas formando ese enigmático círculo. Me sentí atrapado, intentaba salir de él, sin poderlo conseguir, era como una transparente muralla acorazada. Giré y giré emitiendo gritos de terror que al dar con el circulo se tornaban en estridentes ecos que se devolvían hacia mí con lenguajes extraños. Finalmente me ví dentro de un túnel con destellos multicolores girando a gran velocidad.

Desperté bañado en sudor, a mi alrededor todo estaba en completa calma, no había ningún círculo ni mucho menos huellas, pero mi arma y mi peinilla habían desaparecido y junto a mí estaba mi perro profundamente dormido.

FIN………

 

  

 

 

EL DIARIO DE UN COCUY..

Escondido en lo profundo de un viejo árbol que yace entre malezas, un diestro cocuy espera impacientemente la llegada de la noche y con ella del invierno que marca el inicio de su ritual y maravilloso cortejo de apareamiento. Por instinto sabe cual es el momento indicado e incluso el recorrido que debe hacer para buscar el amor. En medio de la oscuridad que proporciona la descompuesta materia del árbol, prueba sus luces, están perfectamente, agita sus inexpertas alas y da giros un poco incómodos pero seguros.

Cae la noche sobre el llano infinito, miles de luces titilantes se apoderan de la oscuridad, es un espectáculo mágico porque es como si de la nada surgiera la vida. Presuroso el cocuyo no pierde tiempo, acude al llamado que hacen las “damas” de la noche y haciendo gala de sus mejores titilantes luces se lanza en su conquista. Ella es mucho más grande que él, y sus luces son de un color rojizo brillante, es además muy exigente, obliga a su enamorado a danzar para ella y a lucir su brillante luz, esto genera en ella cierto hipnotismo amoroso hasta quedar quieta y lista para él. Finalmente, allí los dos, con sus alas entreabiertas, descansan en un idilio de amor sobre el viejo árbol que lo vio nacer.

FIN..........

Comentarios: 0

LA LEYENDA DE LA LAGUNA DE LA VIEJA..

Comentarios: 0

En el municipio de Tame, Departamento de Arauca, existe una extensa sabana cubierta de pastos naturales ubicada sobre las estribaciones de la cordillera oriental, llamada “La Sabana de la Vieja” y en cuyo seno la naturaleza ha creado una hermosa laguna que lleve su mismo nombre.

La leyenda cuenta que en estos vistosos paisajes habitaba una hermosa y joven mujer quien era dueña del mayor de los hatos de la región y por ende propietaria de toda esa extensa sabana. Los Jesuitas hacían el arribo a estas tierras llaneras con propósitos evangelizadores y por ende tras los tesoros de los indígenas de la época.

Por esas épocas eran muy comunes los hechizos y los pactos con el diablo, fue así como esta hermosa dama, obsesionada por su belleza decide acudir a este ritual para encontrar lo que buscaba: Eterna belleza y dinero en abundancia. El ritual lo debía llevar a cabo un viernes santo a las doce de la noche a orillas de la laguna, para ello debía llevar un gato negro, azufre e ir vestida también de negro, luego proceder a enterrar vivo al gato y hacer el pacto final. Este pacto consistía en hacer entrega al diablo cada año por la misma fecha y en el mismo lugar de uno de los peones u obreros que en su hacienda trabajara. Para finalizar con el pacto debía enterrar vivo un novillo negro en el centro del corral de su hacienda, esto con el propósito de engrandecer su hato ganadero. Todo fue hecho al pie de la letra.

Al día siguiente amaneció en el centro del corral un hermoso torete negro, con un porte de padrote no antes visto. En cada pitido o bramido que emitía, aparecían de diferentes partes del hato desfilando en grandes manadas rumbo al corral ganado de diferentes portes. Pronto el corral quedó chico, finalmente cesó el embrujo quedando gran cantidad de ganado en el corral y en la sabana completa.

Satisfecha la bella dama empezó a buscar peones para que trabajaran en su hacienda que de un momento a otro se convirtió en l más grande de todas las existentes en los llanos colombo – venezolano. Los trabajos de llano pronto se iniciaron, duraban meses en esta faena llanera, más de doscientosG hombres entre “cagones” y empleados en general conformaban su equipo de trabajo.

El cumplimiento del pacto se llevaba a cabalidad, cada viernes santo a las doce de la noche la misteriosa dama hacía entrega al diablo de un alma de uno de sus peones. Su belleza se conservaba por siglos, y su riqueza era incomparable.

En una semana santa llegó allí un forastero a pedir trabajo, no le fue negado porque era una buena oportunidad para la dama entregarlo el viernes santo, ya que era novato y le resultaría fácil hacerlo. Sin embargo este extraño forastero no era otro que un cura, el cual había oído el rumor de lo que allí sucedía. La idea del forastero era realizar esa noche un exorcismo en dicha hacienda. Fue alojado en la pieza de donde siempre desaparecían los desdichados trabajadores. Sin perder tiempo antes de que llegara la media noche, inició su ritual, con una gran biblia dorada, un Cristo de madera, velones blancos, rojos, azules, morados y abundante agua bendita empezó con mano temblorosa su ya acostumbrado exorcismo. Una tempestad repentina azotó toda la sabana, llovía como nunca lo había hecho, fuertes ventarrones abrían puertas y ventanas, el corral no aguanto la estampida del ganado y colapsó por completo, en la oscuridad de la noche huían de aquel sitio despavoridamente, relámpagos y truenos azotaban aquellas sabanas y un olor a azufre quemado se expandió por todo el ambiente.

A la mañana siguiente una vieja y demacrada anciana parte con un bastón de palo rumbo a la laguna seguida por una inmensa fila de ganado, y acompañada por varios de sus trabajadores los cuales llevaban sobre sus hombros grandes cantidades de cajas de madera. Al llegar a su orilla ordeno depositar todas esas cajas en la laguna, que no era más que todas sus joyas de oro y plata. Finalmente ella se lanzó a la laguna seguida por sus peones y gran cantidad de ganado, pero era tanto que el que no alcanzó a llegar antes de la que la vieja se hundiera quedó convertido en piedra.

Hoy día esta laguna aún existe en este bello municipio, y se pueden observar grandes filas de piedras de diferentes tamaños que apuntan todos hacia esta bella e enigmática laguna. Se dice que en su interior hay un gran tesoro que nadie ha podido obtener gracias a su encanto y que solo lo podrá conseguir quien se atreva a realizar un nuevo pacto con el diablo.

FIN………